Timón de profundidad

En este post continuamos con las partes de una aeronave. En este caso os voy a hablar sobre el timón de profundidad y de dirección.

El timón de profundidad es una superficie estabilizadora normalmente situada en la parte trasera de una aeronave. Controla la orientación de una aeronave cambiando el cabeceo y también el ángulo de ataque del ala, en otras palabras, la función del timón de profundidad es hacer ascender o descender la aeronave.

Timón de profundidad

Un aumento del ángulo de ataque causará mayor sustentación y al ser producido por el perfil del ala la velocidad disminuirá, mientras que, una disminución en el ángulo de ataque producirá mayor velocidad. 

Por otro lado, los timones de profundidad pueden ser la única superficie de control de cabeceo de una aeronave, o también puede ser móviles respecto a una superficie fija o ajustable llamada estabilizador. 

El timón de profundidad se puede controlar hidráulicamente, mecánicamente y eléctricamente.

Como curiosidad, la superficie de control de cabeceo en algunos aviones también puede colocarse al frente, por delante del ala, esto se conoce por aeronaves de tipo cana.

El primer avión que se construyó por los hermanos Wright era una aeronave de este tipo.

Timón de dirección

El timón de dirección es una superficie de control móvil, montado en la parte posterior del empenaje vertical de la cola del avión.

Éste provoca el movimiento de guiñada, sobre el eje vertical de la aeronave. El piloto acciona el timón de dirección a través de los pedales que se sitúan en el suelo de la cabina.

El timón de dirección no se utiliza para virar la aeronave, sin embargo, sí se utiliza para equilibrar la fuerza en los virajes o para centrar el avión en la trayectoria deseada. Para los giros, se suele utilizar principalmente los alerones.

Timón de dirección

El giro perfecto es una combinación de la acción de los alerones junto con el timón de dirección: los alerones proporcionan alabeo; el timón, proporciona guiñada y al mismo tiempo compensan un fenómeno denominado contraguiñada.

Al basarse los mandos de control en principios aerodinámicos, es obvio que su efectividad será menor a bajas velocidades.

Como curiosidad el timón de dirección suele tener una deflexión máxima de 30º a cada lado. Además, en 1919, el control del timón era habitualmente realizado mediante una «barra de timón» sólida, que habitualmente tenía una pieza con forma de pedal o de estribo en sus extremos para permitir que los pies del piloto estuviesen cerca de la superficie trasera de la barra.

 

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